domingo, 4 de diciembre de 2011

poema

48.- Reflexión a la Reforma.

Todos los sistemas de gobierno tienen reformas. Estas se hacen a sus leyes renovándolas conforme el tiempo pasa y la innovación de la vida se presenta. Ningún país en el mundo ha dejado de hacer reformas a sus leyes y forma de vivir.

Esta es la reforma al derecho que todos tenemos, la cual no se limita solo a eso. Hay reformas aplicables a la conducta familiar para mejorar la convivencia entre padres e hijos. Estas reformas se dan cuando la familia crece y se desarrolla. La demanda de mayor libertad se da cuanto uno crece y madura y de cuidado cuando uno es pequeño. Esto es parte de la vida de los hombres en el mundo.

La familia es la base ejemplar que se debe seguir para realizar reformas atinadas. Una vez que se parte de esta base es difícil equivocarse en lo demás. Veamos como las reformas ayudan a ser mejores con uno mismo y con los demás.

La reforma a la política o la reforma política. Puede darse de manera parcial o total según sea la necesidad. Cuando se nos ofrecen reformas políticas o simplemente se nos hacen debemos estar pendientes de sus consecuencias ya que hay gobernantes voraces que las hacen a conveniencia de unos cuantos con un fin muy específico dando la apariencia de beneficiar a la gran mayoría. Una reforma puede beneficiar a unos y perjudicar a otros. Pero la reforma es parte de la democracia en la cual todos debemos decidir lo que más convenga a la mayoría de los habitantes. Mayormente un puñado de pillos de la ciencia política hace cosas malas que parecen buenas en perjuicio de la mayoría. Hay que estar pendientes pues es una costumbre que los elegidos, elijan su conveniencia y la de una gavilla de ladrones sin corazón ni alma. Práctica común de los corrientes de la política.

Viene la reforma económica, la cual parte o debe partir de un principio de equidad. Debe proteger al ciudadano del país de la agresión de mercados de oferta y demanda mayores y más voraces, que actúan con costumbres oscuras e intereses concretos en beneficio de pocos. La experiencia ha demostrado que el capital entre más se acumula más se protege, menos invierte, menos produce y más perjudicial es. El capital acumulado hace daño y cuesta, su atesoramiento empobrece sociedades, causa contiendas, reduce mercados y no deja crecer las economías sanas de gobiernos liberales que operan en el mundo con buena intención.

Toda reforma económica debe tener dosis necesaria de humanidad. Esta debe partir de su sociedad a quien debe proteger por sobre todas las cosas. Dejar de lado el beneficio del capitalista que cada día se hincha más con negocios poco claros y ventajosos trabajos que dejan mucho que desear. Ser cada vez más rico no tiene nada que ver, ser rico a costa de la miseria de otros si tiene mucho que ver.

Todas las reformas son al final social. Paradójico pues en lugar de beneficiar a la mayoría, la perjudica. Basta con ver los magros resultados de la mayoría de los países y los conflictos bélicos que vive el mundo actual que en lugar de ver pronto un final feliz, se ve un principio aterrador. La reforma es una arma de pacificación en uno u otro sentido pero debe saberse usar con inteligencia y liderazgo firme que vaya consolidando la paz interna de cada país. Ver la reforma como arma mortal no es válida ni buena para nadie. Los abogados lo saben bien.

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