martes, 20 de noviembre de 2012

reflexion al legislador

96.- reflexión: el Legislador. A un legislador se le llama diputado o senador. Algunos los llaman de otra manera con calificativos muy acertados que van de acuerdo a sus resultados, esfuerzos de 3 o 6 años según sea el personaje, el partido y el gobierno. Es importante destacar que todos estos ejemplares pertenecen al poder legislativo, son gobierno y representan al estado. De lo que aquí se va decir hay excepciones pero son las mínimas y estas están muertas. Por decir la verdad pagaron con su vida la falta de respeto a otro gobierno que generalmente es el ejecutivo. Los lambiscones, zalameros están pensionados de por vida por decisión propia. Es un mundo raro y ellos viven en él. Un legislador es aquel que debe hacer leyes que no hace, dice hacer sin realizar y plácidamente se sienta en mal estado en un sillón a dormir, soñar y crear las maldades necesarias para el próximo futuro político. Su obligación de decencia, decoro, honorabilidad, transparencia, ética pasa a segundo término dejando ser importante. Un legislador mexicano se jacta de sus maldades como varón prepotente, su lengua afilada como navaja trama destrucción y practica engaño. Más que el bien ama la maldad, más que la verdad, ama la mentira. Su lengua embustera, se encanta ofender con hechos y palabras. Se burla de su gente, no respeta a los justos y se refugia confiado en sus riquezas afirmándose en su maldad. Es necio en su corazón negando todo y sobre todo la creencia espiritual verdadera. Es un insensato descarriado del camino correcto, corrompido por sus actos que no hace nada bueno. Todos ven lo malo que hacen, son rechazados, reprobados y enlodados devoran al pueblo en sus aspiraciones legítimas, tejiendo complicidades despreciables para avergonzar, atacar, disparar contra este. Las balas hacen menos daño que las burlas. Son violentos y con su poder se sostienen en mal que va de la pobreza a la miseria de sus actos. Sus electores son sus peores enemigos, lo hacen gemir, llorar, angustias de todo sabor perturbando, aterrando, amenazando, oprimiendo causando sufrimiento y enojo con insultos. El poder temporal los envanece pero no los eterniza. Estremecen corazones, invaden con pánico al mortal, hacen temblar de miedo sembrando el terror. Su confuso lenguaje provoca contiendas y violencia. Día y noche con intrigas sus fuerzas destructivas fraguan maldades vía opresión y engaño. No pueden soportar el insulto de un aparente enemigo, ni la humillación de un adversario sin combatir con guerra sucia para aplastar la razón y la justicia que no es acorde a sus intereses. Esto es una cultura sembrada hace años con profundo arraigo. No cambian de conducta, levantan la mano a sus amigos y cómplices, los encumbren de sus pésimos actos sin cumplir sus compromisos. Su boca es blanda como la manteca, sus pensamientos belicosos, sus palabras son suaves como el aceite pero solo son espadas desenvainadas listas a lastimar. Tuercen las palabras sabias, conspiran y se mantienen al acecho, vigilan y ansiosos de agredir agitan su respirar listos para ejecutar el salto sobre sus víctimas. Es muy doloroso no poder reflexionar de otro modo sobre estos abusadores legislativos ya que solo su conciencia la señala no acusa. El predicador económico.

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